Finalmente, con este vídeo acabamos la serie dedicada a la "Semana Santa Viviente" de Cuevas del Campo (Granada), y lo hacemos con JESÚS, el eje central de toda la representación, la referencia histórica de la misma.Al margen del hecho religioso o espiritual, la Semana Santa Viviente de Cuevas del Campo, por su concepción, siendo una representación más visual, en la que la representación, la música, tienen más importancia que la palabra, nos permite asistir y vivir "Sentimientos", que no tienen que estar ligados necesariamente al hecho religioso.
Sentimiento de INJUSTICIA, ante el dolor y descrédito que se le hace a un hombre bueno. Realidad actual de manipulación por los "políticos" religiosos o civiles de las gentes, que en pocos días cambian la "entrada triunfal en Jerusalem", por un juicio público en el que no sólo "Pilatos" se lava las manos. Manipulación de los sacerdotes vociferantes, y gentes que "se dejan llevar", unos por venganza, otros por complacencia, la mayoría por cobardía por aquello de "no complicarse la vida" y unos pocos con resignación. Como ven todo muy actual -especialmente en Cuevas del Campo-, pese a que han pasado más de 2.000 años.Finalmente el drama, nuevamente la cobardía ante el crucificado, las brabuconadas de la "autoridad", la complacencia ajena de las gentes y finalmente la muerte y la esperanza; y entre tanta imnominia otros sentimientos de piedad, de dulzura, de compasión, que a todos conmueve.
Cuando visite nuestra "Semana Santa Viviente", en este pueblo del Altiplano de Granada, cuando comparta con nosotros la tarde del Jueves o Viernes Santo, viva también estos sentimientos, no tanto como espectador; sea protagonista, vívalo intensamente, lléne su alma de la música que emociona, de los rostros, las miradas, los gestos de los que interpretan y entienda que junto al sentimiento religioso que pueda o no tener, se sucede en apenas dos horas y media, la historia de una injusticia, ante la pasividad o la complacencia de tantos y que...al final gana la esperanza y la libertad, representada en esa paloma blanca que se queda a volar cada año por el cielo azul y libre de Cuevas del Campo.